Gobernaba la diócesis el obispo doctor fray Gabriel Arregui, quien vio que al lado derecho de la catedral había un amplio solar inútil y feo, y siendo su deseo realizar obra importante en la catedral, determino construir adosada a la iglesia principal, otra menor bajo la advocación de la virgen Reina de los Cielos. Calculados los gastos, hecho el presupuesto, faccionados los planos, quedaba un inconveniente: el manante de agua existente en el lugar, dificultad que fue vencida, fue entonces que se inició la fábrica con la ceremonia de colocación de la primera piedra, realizado el día sábado trece de setiembre de 1723, oportunidad en que el seño obispo vestido de pontifical, con asistencia del clero y autoridades, entro en la zanja donde habría de estar el altar mayor y puso una piedra labrada en forma de caja conteniendo algunas monedas de oro y plata más la imagen de nuestra purísima concepción de nuestra señora, en una lámina de bronce mas una carta de pergamino.
Después de iniciados los trabajos, pronto se vieron paralizados por la muerte accidental del arquitecto que cayó al piso desde lo alto de un arquitrabe, desgracia a la que se sumó el fallecimiento del señor obispo en 1724.
Posteriormente, es Esquivel y Navia quien nos indica que el templo de concluyó en setiembre de 1733... (Leer a Esquive y Navia para mayores detalles de este suceso y las celebraciones).
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